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Sophia Nil

La coincidencia

El sábado pasado compré -como mucho sábados- EL PAIS para leer el suplemento cultural, Babelia, y el de viajes. Suelo hacer una lectura ligera y rápida y luego amontono los suplementos para dedicarles posteriormente más tiempo. Como estaba en la piscina con toda la mañana por delante esta vez le dedique a diversas partes una lectura detallada.
Con mi habitual atención a lo paraliterario - y a falta de folleto de Carrefour o de MEDIA MARKT- me fijé bien en un anuncio de un disco de Youssou N’Dour con el título “Egipto”. La portada tenía además del lógico “Youssou N’Dour Egypt” el título en caracteres árabes. Que yo debería saber ver perfectamente. Pero comprobé la dificultad para hacerlo -sin balbucear letra a letra - tras un año de olvido del árabe.
Una gran parte del Babelia estaba consagrada a la literatura cubana actual que pasé por alto. Más adelante en las secciones habituales me detuve con interés en un comentario a una nueva edición de Domingo Ynduráin de La vida es sueño, y una edición de la Silva de varia lección de Pedro Mexía. También una columna de Francisco Rico sobre ambas obras me llamó la atención.
Al acabar volví un rato al libro que había dejado a medias la noche anterior, el Diario de lecturas de Manguel. Le tocaba comentar El Quijote. Y empieza diciendo que ha recibido una carta desde Nueva York del profesor Isaias Lerner que fue uno de sus profesores de literatura en el Bachillerato.
El nombre de Isaias Lerner me hizo saltar una chispa en el cerebro. Yo no soy un experto en literatura, por lo que no tengo ninguna referencia del mismo, al menos consciente. Manguel afirmaba haber estudiado detenidamente La celestina, El Lazarillo, etc. con su profesor. La razón del chispazo se me hizo patente al volver intuitivamente al artículo de la Silva de varia lección y comprobar, en la ficha del libro, que había sido editado por Isaias Lerner. Del cual había muy en segundo plano leído antes el apellido -que no el nombre-. Releí el comentario de Juan Antonio González Iglesias sobre la Silva y reparé en el carácter de diversidad, apunte, miscelánea y acumulación de conocimientos de la obra. De forma muy similar al Diario de lecturas de Manguel.
Uno de los episodios del Quijote a los que Manguel presta especial atención es la actuación del cura y el barbero para hacer desaparecer la biblioteca de don Quijote. Juega imaginariamente luego Manguel con la posibilidad de que el cura y el barbero decidan hacer desaparecer algunos de los libros de su biblioteca-la de Manguel- Deciden conservar las cartas de madame de Sevigné pero no las confesiones de Rousseau. Destruir el Diario de Amiel pero no el de Kafka. Y así con varios. En un momento dado considera un tal “Diario de Lecturas”:
“Al fuego con él, ¿no le parece? ¡Un momento! El autor es amigo mío y aunque el volumen tiene poca gracia y menos inteligencia, posee el mérito de ser entusiasta y breve, lo último por fortuna, para compensar lo primero. Sálvelo de momento, más tarde ya veremos”
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Cita Manguel una oración de Baudelaire como resumen de la ética de don Quijote:
"¡Ah, Señor! ¡Dadme fuerza y valor para contemplar sin asco mi corazón y mi cuerpo!"
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Una cosa que me ha llamado la atención en el libro de Manguel: Es una traducción del inglés. Se debe a José Luis López Muñoz. Miguel Contreras dice que es un traductor bien considerado. Pero a mi me han chocado varias cosas de estilo. Que me suenan a defectos de traducción. O sea los defectos propios del traductor que intenta traducir intentando atender a las mil normas de la labor del traductor, pero que no consigue la frase perfecta. Pongo dos ejemplos. Nada más empezar(pág. 9):
“Hay libros que leemos con superficial interés olvidado una página cuando empezamos la siguiente; los hay que leemos como reverencia, sin atrevernos a estar de acuerdo ni a disentir”
No me gusta ese “los hay que”
Otro (pág, 79): “Aquella noche, antes de dormirme abrí Chateaubriand y leí ....”:
No me gusta “Abrí Chateaubriand”

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